Casualmente, esta mañana, en diferentes momentos, dos amigos
que entre si no se conocen, acaban de volver de Nueva York. Ambos me han relatado
sus aventuras en la metrópoli y por supuesto hemos hablado de fotografía. Tal coincidencia
me ha incitado a rememorar mi viaje a dicha
ciudad, retrotrayéndome dos años atrás.
2 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
En los viajes nos
convertimos en fotógrafos de calle sin pretenderlo o tal vez, como matizan los
expertos, habría que hacer una precisión y reconocer que la mayoría hacemos
fotografías en la calle. Porque, fotografía de calle tiene otro
matiz, sería algo así como retratar la vida de la calle en su más pura y
directa expresión, captar la energía
y la idiosincrasia de la vida callejera cotidiana, recoger el bullicio de los
espacios públicos y de su gente, tanto momentos heroicos o sublimes como
anecdóticos. Si entendemos fotografía de calle bajo esta definición muchos de nosotros
no hacemos fotografía de calle porque no hemos tenido exactamente esa
intención.
En el blog de
fotografía dZoom http://www.dzoom.org.es/noticia-19687.html
dicen que: en la Street Photography se deben
unir elementos tan dispares como la arquitectura, la gente que vive ahí, las
costumbres locales, la cultura... en definitiva: la personalidad de la ciudad
que vamos a retratar.
Si te apetece investigar esta cuestión puedes mirar en Internet buscando
por «fotografía de calle», Street
Photography o Photographie de rue
y encontrarás toda clase de información.
3 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
A pesar de lo que se diga, ¿quién no desea tener buenas
fotos de los lugares que visita? Podemos aspirar nada más a hacer imágenes de
recuerdo, quedándonos en simples turistas. Pero, de igual forma, podemos
pretender hacer arte, un estudio sociológico o de cualquier tipo, aunque no
hagamos fotografía de calle.
4 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
Que la foto
tome un matiz u otro depende de la actitud, la intención y aspiraciones de cada uno. Hacer
fotografía en
la calle también es
una actividad compleja y más aún cuando no quieres ser estrictamente documental.
5 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
En mi breve estancia en Nueva York hice bastantes fotos. Mis
compañeros de viaje lo sufrieron, por lo que siempre les pediré disculpas.
Selección de carteles de películas rodadas con Nueva York de fondo. |
Cuando quieres fotografiar en una ciudad tantas veces
reproducida, imagen diaria de televisión, escenario de cientos de películas (se
pueden encontrar por internet innumerables referencias), se hace complicado no caer en lugares comunes.
A pesar de ello, aún fotografiando lo archifotografiado
buscas matices diferentes, incluso sueñas con encontrar nuevos motivos en los
que nadie haya reparado. O, también intentas emular a los grandes maestros.
Algunas fotos de las miles que hay de Nueva York en la red. |
Con las mejores intenciones merodeando por tu cabeza, a las
pocas horas, te das cuenta de que a cada paso hay huellas de imágenes
conocidas. Y, no queda más que aceptar, que en un viaje de una semana, no
importa tanto el motivo fotografiado como la intención, que lo relevante está en
la técnica y en la mirada personal, en el esfuerzo para que las fotos tengan
carácter.
9 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
Al mirar atentamente, escrutando situaciones, lugares,
espacios, deseando encontrar estructuras significativas, descubres a su vez
miradas históricas como, en un día de lluvia, la de Edward Steichen mezclando ensueño y realidad.
Edward Steichen, Flatiron building. 1905 |
Desde el piso cien del Empire State reconoces la del
intrépido Charles C. Ebbets que te
invita a ser audaz.
Charles C. Ebbets, el fotógrafo que inmortalizó el Nueva York de los años 30. |
Observando la arquitectura desde la ventana del hotel,
intuyes el ojo de Paul Strand, con
sus ritmos de líneas y equilibrios de luces y sombras.
Paul Strand, Nueva York. |
Paseando, acechando tu alrededor, el cómo se mueve la gente,
adivinas el rápido encuadre social de Robert
Frank.
Robert Frank, NY. |
Y, en cada rincón, detectas otras miradas como las de Stieglitz,
André Kertész, Diane Arbus, Walker Evans, Richard Avedon, Berenice Abbott, ,
Garry Winogrand, Helen Levitt, William Klein, Bruce Gilden. Elliot Erwitt, Lee
Friedlander, etc. e incluso miradas anónimas que llevamos en el subconsciente y
que incorporas o rechazas según la sensación que te transmite el instante.
Anónimo, Calle de Nueva York |
Si no estamos satisfechos con la idea que nos hemos formado de
Nueva York podemos saturar aún más nuestra mirada con las 870.000 fotografías
que su Departamento de Registros Municipal ha puesto en una base de datos en
internet (nyc.gov.), fotografías que llegan a colmar
nuestro imaginario.
15 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
Antes de la salida ya estaba impaciente por dar constancia
de una experiencia que deseaba fuera diferente. Cuando al atardecer comenzó a
definirse la costa americana, desde el avión empecé a hacer fotos al horizonte y
luego desde el taxi, mientras me
acercaba a la famosa “skyline”.
16 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
Esa misma noche más fotos, ahora desde el Empire State, a
las luces nocturnas de la ciudad y, a la mañana siguiente, desde la ventana del
hotel, a ese bosque de edificios tan familiar.
17 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
A parte de la simple foto turística, llevaba en mente una
intención temática: buscar la interacción entre espacio natural y arquitectura,
no como estudio de biodiversidad urbana o relación del ciudadano con la
naturaleza –no tenía ni tiempo ni medios para ello– sino más bien desde el
punto de vista simbólico y estético.
18 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
¿Qué elementos
simbólicos podía encontrar que me ofrecieran esa relación?
19 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
El fuerza de la arquitectura en Nueva York es un poderoso símbolo
de por sí. En sus calles los árboles casi desaparecen a nuestra vista, son
insignificantes y en muchos casos no llegan ni a ser elementos ornamentales.
20 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
En buen número de calles, parecen estar allí por mera
ordenanza municipal, dan un poco de sombra, apaciguan la conciencia y ansiedad de
los viandantes, convirtiéndose en ocasiones en relajo de la mirada, pero en
Manhattan la arquitectura los devora.
Sólo en el espacio natural de Central Park me sobrevinieron otras
sensaciones. No es de extrañar que siempre esté abarrotado.
21 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
Sumergidos tras la espesura, los perfiles arquitectónicos
entre las copas de los árboles brindan una estructura diferente, pero
extremadamente reconocible. Los recuerdos de esta imagen a través de películas
o fotografías se convierten en un patrón difícil de eludir y no siempre dejan
comprender mensajes diferentes a lo establecido. Los resultados del esfuerzo
por librarme de esos esquemas no fueron inmediatos e incluso dudo que lo
consiguiera.
22 Paco Vivo, Nueva York. 2011 |
No quería obsesionarme con el tema naturaleza/arquitectura y
el recorrido callejero me ofreció otras temáticas que aproveche sin preguntarme
demasiado qué estaba haciendo. Tiré fotos para luego pensar qué había allí.
Aunque, la intuición siempre está presente en el momento de disparar.
Así, hice fotos de la imponente perspectiva de los edificios
desde su pie, pero no fue lo que más me atrajo, me llamaron más la atención los
reflejos de unos edificios en otros, creando líneas contrapuestas, imágenes
equívocas y distorsiones.
Intenté hacer fotos de
edificios con una frontalidad perfecta, recordando fotografías donde las líneas
de los rascacielos son totalmente ortogonales. Pero no conseguí un buen
resultado. Fotografiar la ciudad con objetivos convencionales o con cámaras
turísticas impone la perspectiva cónica, las líneas oblicuas, las diagonales.
Es necesario un buen
equipo, trípode, objetivo de fuelle, considerable pericia y tiempo, para
conseguir que todas las líneas sean horizontales y perpendiculares a la base.
Para imprimir
determinados conceptos, la ortogonal es una línea concluyente, a la vez que fácil
de componer. Por el contrario trabajar con líneas oblicuas tiene su dificultad.
En fotografía documental o encuentras una perspectiva donde las líneas encajan
o crear una composición armónica con
líneas oblicuas se vuelve complejo.
Y quién no iba a
percatarse de las omnipresentes banderas. En nuestro país, por las calles
ondean banderas pero no con tanta profusión como en Nueva York. Cada edificio,
comercio, casa particular, exhibía su orgullo patrio. A cada paso una bandera.
La zona cero de las
torres gemelas se ha convertido en inevitable destino turístico. Salvo por el
simbolismo político que han impuesto por lo allí ocurrido, sigue siendo el
Nueva York de los contrastes, la elegancia junto al descuido. Tampoco pude
investigar mucho o meterme en zonas especiales para hacer alguna foto
significativa de la zona.
Simplemente anduve por
los alrededores y visité The 9/11
Memorial, local que tenía más de tienda de souvenirs que de espacio de
atento recuerdo. Lo mejor, el reflejo de las grúas de la nueva construcción en
el escaparate del establecimiento, donde obtuve imágenes emotivas a la vez que
simbólicas.
La calle cerrada por los altos edificios no me
produjo sensación de novedad. Me resultaba conocida. Me inquietó más el ruido
encajonado de ambulancias, bomberos, coches de policía o camiones.
Aunque, el verdadero sentido de extrañeza, a pesar de que el
detonante fuera una de las imágenes arquetípicas de la ciudad, lo tuve al
llegar al estanque de Central Park y ver, como flotando sobre el agua del lago,
el perfil de los edificios bañados por una luz desnuda. Supongo que se lanzó el
dispositivo de rememoración al estilo de Proust. Tuve la impresión de
conciencia infantil. Evoqué el momento de conocer desde la inocencia, de ver
algo candorosamente por primera vez. No tan solo se despertó la memoria del
pasado, sino que con más intensidad que en otros momentos sentía la necesidad
de búsqueda del sentido de ese tiempo presente. Personalmente conservo el
recuerdo de la sensación y al ver las fotos viene a mi memoria la situación, aunque
las imágenes del lírico paisaje resultaron poco sugerentes y absolutamente
turísticas.
La foto turística que hacemos los simples turistas, no tiene
por qué ser mala fotografía, pero pulsa resortes que no me interesan.
Generalmente persigue una satisfacción inmediata del deseo. Busca una imagen
directa, evocadora de recuerdos, incluso que provoque sorpresa, pero llega a
ser frustrante porque propone escasos significados. Por otra parte, si llegamos
a ver en ella una connotación próxima a la foto turística profesional le
añadiría una intención persuasiva que
lastraría aún más su interpretación.
Por ejemplo, la foto anterior no es mala foto, pero, a pesar
de los fuertes elementos simbólicos que se conjugan como son la bandera, el
rascacielos y el declinar del sol, aderezados por el contraluz de los árboles,
las nubes del atardecer y el muro de la casa rasgado por sombras en
perspectiva, tiene un halo que no le deja ir más allá de la convención. En este
punto siempre se habla de gustos y momentos. Habrá a quien le encante, a quien
le parezca una birria y quien vea en ella no se qué historias. A mí me trae buenos
recuerdos, pero artísticamente me parece no resuelta. Como la siguiente foto,
tiene un tono de complacencia que no me deja tranquilo.
El término “artístico” es un
concepto subjetivo complejo y emplearlo como acabo de hacer no aclara la
situación. Habría que profundizar en ello, pero no es el momento. Ya que hemos
entrado en el asunto, ahora vamos al museo.
Al interesarme el arte, cómo no fotografiar su templo. Allí
hice fotos tanto a las obras como a los visitantes, a los grandes espacios como
a los detalles. Como en la fotografía de calle, hice fotografías en el museo,
no fotografía del museo. No fue un tema que quisiera desarrollar como tal: el
museo. Fue más bien una toma de
contacto, una recogida de primeras impresiones .
Confiaba encontrarme con alguna
fotografía clásica o con obras de Pollock, De Kooning, Rothko, Gorky,
Motherwell, Guston, Diebenkorn, etc. y vi muy poquitas. Tal vez, por eso, estas
fotos respiren el aroma de algunos de ellos, seguramente influido por lo que
esperaba ver y no vi.
De nuevo en la calle, mientras íbamos de un
lugar turístico a otro, saturado de grandes
edificios, lo más atractivo
resultaron ser los locales comerciales y los reflejos de la ciudad en sus
escaparates.
El tema del espejo es muy socorrido a la vez que intrigante. Dejando
a un lado su profundo sentido filosófico, me fijaré, por ahora, en cómo los escaparates
multiplican los significados: la propia fotografía es un espejo, el vidrio, que
no es un espejo total, refleja lo exterior al mismo tiempo que deja ver el
interior y si la toma es frontal aparece el fotógrafo en la acción de
fotografiar. Si cada una de estas posibilidades se extiende hasta el infinito
en motivos que se pueden reflejar, la temática se vuelve ilimitada.
Y, al finalizar la jornada, de vuelta al hotel, normalmente
de noche, la decaída cadencia en el caminar, fue otro buen motivo fotográfico
que se adapta como metáfora para terminar de contar mi peripecia neoyorkina y
un relato que se está haciendo extenso.
Hacer fotos en Nueva York conllevó un gran esfuerzo y
conociendo las innumerables miradas a sus calles, tanto de los grandes maestros
como de los buenos aficionados, resulta una tarea comprometida. Pero, mereció
la pena.
PD. No creáis que os vais a librar de más imágenes
neoyorkinas. Esta entrada es un primer paseo por las fotos que hice. Cuando
trabaje un poco más y tenga material suficiente haré otra incursión
adentrándome particularmente en cada tema que aquí he ido señalando.
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