domingo, 21 de octubre de 2012

Excursión turística hacia la desinformación


Sobre las nueve de la mañana el autobús entró en el parking del hotel. Mi familia y yo teníamos programado un viaje para conocer la comarca. Tras el saludo y verificaciones del guía ocupamos nuestros asientos. Peregrinamos, durante al menos una hora,  por las elegantes zonas turísticas recogiendo más viajeros. Compramos la excursión porque no habíamos consultado los libros turísticos y nos sentíamos perdidos y desorientados en aquel territorio que deseábamos conocer.


Paco Vivo, Excursión desinformativa. 2012


Cuando tomamos definitivamente la carretera hacia nuestro primer destino, comenzó la cantinela del guía comentando hechos relacionados con los lugares que velozmente  atravesábamos, tanto que no han quedado en mi memoria, salvo fugaces flashes que, probablemente, no por casualidad, coinciden con las imágenes de las fotografías. Lugares que podían tener su interés, pero que en aquel momento no eran meta de la turné.


 Paco Vivo, He perdido información. 2012

  
Sin embargo, recuerdo vívidamente la dificultad para hacer fotos. El movimiento de la guagua sin parar de dar curvas me zarandeaba como un pelele, la luz de lo que se me ofrecía para fotografiar cambiaba a cada volantazo, ahora me deslumbraba mirando al mar y a los pocos segundos todo se oscurecía frente a matorrales o la piedra desnuda. Tal agitación me hacía tener la sensación de perderme la mitad de la vista, por no poder contemplar limpiamente el paisaje. Pero qué importa, no todo se puede ver a la vez, con tranquilidad, bien está que aprovechemos aquello que tenemos delante. Aunque, seguramente, la mayoría de mis compañeros tendría como yo la sensación de fugacidad, superficialidad, parcialidad, de no tener tiempo de mirar para reflexionar, ni siquiera de poder captar lo inmediatamente acontecido.



Paco Vivo, Fotografía a la nada en el autobús de la Caldera. 2011


 De cualquier manera, hacía fotos que pudieran explicarme la situación. Fotografías que mis compañeros de viaje considerarían tiradas a la nada. Fotos sin personajes, sin un paisaje pintoresco, sin ni siquiera atractivo; y si las hubieran visto, creerían, además, que estaba chalado, porque salían desenfocadas, movidas, con reflejos y ángulos aberrantes.

Pasada otra hora, subíamos, curva tras curva, por la ladera de una montaña junto al mar. El guía nos avisó que pronto pararíamos por si acaso alguien tenía necesidades. Al llegar a un mirador, junto a un alto risco, el autocar se detuvo y bajamos. Teníamos el tiempo de tomar un café en el restaurante antes de reanudar la marcha. Realmente la vista era impresionante, por un lado la prominente cumbre, por otro el vacío y el infinito océano. Los turistas hicieron algunas fotos con sus seres queridos frente a la cámara y desaparecieron en el bar. Habían soportado dos horas de balanceo para meterse en una cafetería en la que tendrían las mismas experiencias que en la de su barrio, a no ser que fueran buscando las diferencias de sabor de este café comparado con el que tomaban habitualmente en su ciudad.


Paco Vivo. Construcción desinformativa. 2012


Como a veces se dice, merecemos aquello que nos ocurre. Somos culpables de nuestra poca sensibilidad  y cultura, de nuestra desinformación. En vez de disfrutar de un lugar maravilloso, de simplemente dejarse inundar contemplativamente, aunque fuese el tiempo de un café, preferimos encerrarnos en un local sin vistas cuyo dueño, desgraciadamente, no había sabido comprender las posibilidades de su establecimiento ya que no tenía incomprensiblemente ventanas hacia el exterior donde se ofrecía el espectáculo. Tan idiotizados estamos que nosotros mismos nos censuramos, no queremos aprender, es decir, tener nuevas sensaciones y criticamos a quienes actúan de forma diferente pidiendo información. Un café era suficiente coacción para que se rechazase el disfrute de una vista sobrecogedora.


 Paco Vivo, Desinformación agazapada. 2012

Por mi parte, anduve por unas sendas haciendo más fotografías y atento al movimiento de mis compañeros, que pasados unos minutos comenzaron a aparecer dirigiéndose al cubil para seguir dormitando.


Paco Vivo,  Centro desinformativo. 2012


El guía, con una voz bien educada, subiendo y bajando el tono, tan pronto llamaba nuestra atención para señalarnos la torre de una iglesia, como ignoraba, para no agobiarnos con demasiadas crónicas, un cartel indicativo que anunciaba unas cuevas prehistóricas. Tras un inesperado silencio, su palabra resonó poderosa para avisarnos de algo especial, la presencia de una casa de indiano de colores llamativos que tenía un fantasma y de la calidad del maíz de su entorno que, como nos explicó, era superior gracias a la maravillosa tierra en la que era cultivado. Aquellas reseñas me parecían informaciones vacías ofrecidas como si fueran noticias de hechos con calado para que la gente pensara que así recibía información. Y todos conformes. Sin embargo, la verdadera información no llegaba, seguíamos sin saber nada de las cualidades de la tierra ¿hubiera sido recomendable preguntar qué características poseía para producir tan buen maíz?


 Paco Vivo,  Mirada oblicua. 2011


Al poco tiempo el guía tuvo la oportunidad de explicarlo. La construcción de la carretera había dejado al descubierto unas perfiladas capas sedimentarias de diferentes colores que se retorcían sobre si mismas haciendo juegos lineales como en un cuadro geométrico. Allí se veía claramente la composición de la tierra, pero el silencio se hizo en aquel instante prescindiendo de un testimonio de conocimiento. No se supo apreciar aquella huella, lo que me dio a entender que de entre todos los acontecimientos no sabemos valorar, seleccionar y jerarquizar nuestra información. Y, si no sabemos hacer esto, es que no hay verdadero saber. Si lo único que decimos de las cosas es que ocurren, y no sabemos o no nos preocupa porqué y qué consecuencias pueden tener, todo se relativiza. De este modo, al fin, sólo buscamos lo fácil, lo que no da problemas, lo espectacular, lo que nos sorprende, lo extravagante y desproporcionado pero que no está tan cerca de nosotros como para importunarnos. Y no valoramos la información documentada que denota reflexión, aquella que nos daría una visión natural de la realidad.


Paco Vivo,  Ráfaga desinformativa. 2012


Al llegar a nuestro destino, un angosto valle arbolado donde había restos prehistóricos, seguramente más interesantes que los que señalaban la primera indicación, algunos turistas no quisieron hacer el recorrido, un paseo por una senda del bosque de una hora de duración con apenas desnivel. Estaban cansados por el viaje y hacía calor. Además era la hora de la comida y prefirieron quedarse en el punto de información tomando un refrigerio.


Paco Vivo,  Camino de la desinformación. 2011


El camino envuelto por vegetación selvática se iluminaba con cegadores y puntuales rayos de luz. El guía, seguramente día tras día ante los mismos árboles, repetía de memoria su perorata. Ahora, a pesar de su mayor monodia explicativa, nos informaba con más rigor, sus comentarios razonaban suficientemente las causas, el sentido y consecuencias de lo descrito. Pero las prisas para cumplir el horario no nos dejaron ilustrarnos adecuadamente, ni tan siquiera disfrutar del entorno. Con el bocadillo recién engullido subimos de nuevo al autobús sin conocer realmente aquel sugestivo lugar. Una vez más otro momento vital pasaba sin fructificar porque a todo le damos la misma importancia y por tanto lo banalizamos convirtiéndolo en superficial o fragmentario.



Paco Vivo,  Llamada de atención desinformativa . 2012




Paco Vivo, Localización falseada. 2011


A lo largo del día todos habíamos tomado confianza con el vecino y el guía con todos nosotros, por lo que parecía darnos información de forma espontánea, no tan sujeta a guión, permitiéndose, en ocasiones, opinar sin tapujos, aunque los temas que tratara no dejasen de ser anecdóticos. Así, nos decía que en ese restaurante, que acabábamos de ver pasar por la ventanilla, se come muy bien, pero son un poco sucios. O, que, aquel caserón fue un lagar donde se elaboraba un vino exquisito que ganó consecutivamente durante un tiempo el premio al mejor de la región, siendo una pena que, por no dar muchas ganancias, hubiera cerrado. Nos fiamos del guía, pero quién nos podía certificar que ese caserón fue un lagar. No nos bajamos del autobús para comprobarlo, y desde nuestra situación no se veía ningún signo que lo acreditara.



Paco Vivo,  La mitad de la información es desinformación. 2012


De buena fe damos crédito a muchas noticias, pero a veces se hace necesaria una verificación fáctica, que aunque también puede ser falseada, quien lo haga se juega su prestigio o algo más según la importancia del tema.
Dar la opinión o el parecer, decir aquello que se piensa sin base o documentación, sin ser especialistas en el asunto, está a la orden del día. Quién no ha visto en televisión una tertulia. Desgraciadamente estos pareceres intervienen en la base de la formación de la opinión pública y sustituyen al verdadero saber.

 Al escuchar las opiniones del guía y la apatía del grupo, me dio por pensar que no nos importa saber la verdad, que nos conformamos con crear o tener la apariencia de verosimilitud. Y como no exigimos la profundidad de conocimiento el simulacro es suficiente, lo que aprovecha el poder para manipular la verdad.


 Paco Vivo, Mar de fondo. 2011


Como el guía había hablado de tantas cosas teníamos la sensación de que había  nombrado todo lo importante, con sus pros y contras, que había recogido todas las opiniones. Además, como nos había puesto un vídeo de la comarca con los lugares más bonitos que coincidían con los de los folletos e incluso con los de un programa conocido de televisión y, claro, habíamos estado allí, pues, ya conocíamos la región, parecía que lo sabíamos todo, y que incluso habíamos tenido libertad para elegir y formarnos nuestra opinión.


Paco Vivo, Paisaje silencioso. 2012


Lo extraño era que estábamos de vuelta y no habíamos conocido a ninguna persona del lugar, todas las paradas eran en centros turísticos, así que no pudimos tener la opinión de los lugareños. Parece que siempre se omite la opinión de quienes no tienen el poder, el dinero o la organización para hacerse oír, que son acallados por los poderes dominantes, por lo que se produce un silencio sobre temas políticamente incorrectos. Seguramente si hubiéramos investigado por nuestra cuenta tendríamos datos diferentes de los que habíamos recibido. Pero, ¿quién investiga? Y algo importante, ¿quién investiga a lo largo del tiempo y presenta conclusiones en profundidad con años de indagaciones?



Paco Vivo, Información carretera sinuosa, 2011


Para alguno de mis compañeros este no era el primer viaje en autobús por la comarca, se podían comprar itinerarios con destino final diferente, aunque me comentaban que los guías contaban cosas parecidas de todos los lugares. Como un coro de informadores repetían cualquier hecho de forma parecida. Entonces, nosotros, si no tenemos capacidad crítica, creemos que esta es la información que debemos recibir, ya que todos los medios la realizan de forma análoga. Del mismo modo esta repetición nos hace pensar que esas informaciones corresponden a la realidad, creándose la ilusión de conocimiento.


 Paco Vivo, Emergencia, impresión  solar. 2011


 La costumbre nos ha hecho ver normal la manipulación de los medios de comunicación, parece como si no existiese la objetividad y la verdad, sino intereses económicos e ideológicos de poder.


En la habitación tras un día agotador lo que nos importaba era descansar, que nos dejasen tranquilos, tanta información nos molestaba. Pero, desgraciadamente, al no tener conocimientos veraces no podemos hacer uso de nuestra libertad. No echemos la culpa tan sólo a los medios, sino procuramos instruirnos personalmente estamos ejerciendo una agresión contra nosotros mismos. Si intentamos profundizar, nos daremos cuenta de que la desinformación constituye una violencia real, que la ignorancia es causa de excesos y destrucción, que no por silenciosa es menos grave y real.
Al final del día, tantos comentarios, el exceso de información inútil impedía que recordásemos lo que nos podía dar conocimiento real, un contenido significativo que sirviera para construirnos como personas.


Paco Vivo, Cae la información. 2012



viernes, 12 de octubre de 2012

Laurisilva y Loroparque



Tu piel roza la cálida arena, tu mente y tu cuerpo se relajan. Sonríes, has llegado al paraíso.

Una joya de la naturaleza casi intacta, con paisajes de enorme belleza. Tu imaginación tendrá que esforzarse para describir sus paisajes.

En solitario, con tu pareja, en compañía de amigos o con la familia, prepárate a vivir experiencias únicas que harán inolvidable tu estancia. Tómate tu tiempo y disfrútalas … para hacer tus sueños realidad.

Estas son frases que encontramos en la promoción de cualquier lugar turístico. Imagina las fotografías o el vídeo que conforma todo el aparato publicitario.

Este tipo de textos, tanto escritos como icónicos, pueden llamarse desinformación, es decir, «dar información técnicamente correcta, pero con la intención de manipular nuestros sentimientos, al servicio de ciertos fines»,  

                                       
httpwww.viajesycircuitos.comislas-canarias-destino-favorito-de-los-espanoles-2

httpwww.cosasdeviajes.comlas-mejores-islas-del-mundo-segun-national-geographic
            

El reclamo ha surtido efecto y ya estamos allí. Buscamos lo que nos prometieron y como no tenemos los ojos del fotógrafo, ni el espíritu del aventurero que hemos visto en el documental, y que a veces deseamos ser, nos resulta difícil cumplir los sueños que nos vendieron.
El paisaje es precioso, al menos se parece a las fotografías. No vamos a decir otra cosa porque todo el mundo dice que es maravilloso. Y, bueno, la publicidad y la opinión de la gente han conformado, desde siempre, nuestro gusto y nos parece, al fin, muy bonito. Pero, seguramente, si desde pequeños nos hubieran dado otras consignas o mejor, no nos las hubieran dado, si hubieran hecho hincapié en que pensáramos por nosotros mismo, ahora sentiríamos otra cosa.



Paco Vivo, Deslizamiento. 2010




En el viaje a la naturaleza esperamos ver aquello que el folleto de la agencia de viajes o la página web promete, algo parecido a un parque temático, pero al comparar el siempre ideal simulacro con la realidad ésta nunca aparece.

Vivimos en el mundo del ocultamiento y como mecanismo de compensación ante el acoso desinformativo viajamos para tener experiencias de la realidad que nos han robado.



Paco Vivo - Rómpase en caso de accidente, 2011


 Buscamos en el paisaje virgen e idílico, prometido por los medios informativos, una ascesis que nos redima de nuestra mala conciencia ante la naturaleza cotidiana domesticada. Imaginamos la selva llena de paz para nuestra tranquilidad, simbolizada por el sendero, que no podemos abandonar por riesgo a perdernos en el caos. De esta forma, desde los lindes de los caminos creamos el paisaje, donde la naturaleza –a la que aún concedemos los epítetos de majestuosa e inquietante- queda como trasfondo, como lo otro de más allá que somos incapaces de conocer.



Paco Vivo - Camino de los pozos, 2010

                            
 Ya no quedan viajeros paseantes, la gran mayoría somos turistas apresurados. Y, la naturaleza que vemos, hoy más que nunca, la hemos convertido en dinero, en economía.

¿Qué nos venden en el viaje hacia la naturaleza? ¿Qué queremos comprar? ¿Queremos comprar el reconocimiento de que hemos vivido, lo que certificamos haciéndonos fotografías? ¿Queremos atrapar el momento, porque los momentos cotidianos han perdido su valor?


Paco Vivo - Inoportunos reflejos del British Museum espejean en el paisaje, 2011

                  
Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, esos viajes son momentos de nuestras vidas que quedan industrializados, que pertenecen al intercambio económico, transformando así lo natural en una fábrica. Reconfortante fábrica de promesas de redención, de mentiroso placer, cuyo mayor instrumento de trabajo es la desinformación, el mensaje falaz, y, ahora, su mayor medio Internet.


Paco Vivo - Laurisilva, 2011


Inmersos en nuestro tiempo lineal, tecnológico, productivo, unitario, no comprendemos el tiempo de la naturaleza, no vemos que las cosas naturales tienen su diferente duración y complejidad, su tiempo. Y como no asistimos a su proceso, como no seguimos su paso, no comprendemos los acontecimientos, y tampoco sabemos dotarlos de significado.         
Contemplamos habitualmente fenómenos preñados de ese tiempo natural, un atardecer, la caída de las hojas en otoño, una tormenta y tantos otros fenómenos naturales que, al haber sido publicitados hasta el abotargamiento, han perdido su particularidad y su esencia.



Paco Vivo - La sombra del perro en la noche americana, 2011


Los motivos de estas fotografías son las imágenes del turista que persiguen a las del folleto de promoción de viajes, que emulan la iconografía publicitaria queriendo atrapar el sueño, la idea que le han vendido, aquella que componemos comúnmente en nuestras excursiones buscando lo que creemos es lo sublime de la naturaleza que aparece como emblema en los simulacros propagandísticos, pero algo ocurre en ellas que les imposibilita alcanzar ese estatus.

En las fotografías del turista los elementos que componen la escena, al pertenecer a la vivencia personal -ser el árbol particular del camino en un trecho específico con la luz de la mañana del día tal con unas nubes concretas, etc.- al no ser reconocibles por una mayoría como iguales a las de los medios de comunicación, carecen de valor simbólico añadido, lo que nos desilusiona.


Paco Vivo - Oropeles desinformativos, 2011
Partiendo de las fotografías turísticas y del rechazo o la prevención que tenemos hacia ellas, en donde siempre hay algo que nos incomoda, bien porque no se aprecia el gran abismo de la montaña que había bajo nuestros pies, no se ve aquello que nos llamó la atención o porque en nuestro retrato no está el chico o la chica que deseamos ser, construyo un collage de elementos que chirría en la comparación con la foto de los anuncios. En el alejamiento aparece la aceptación de nuestra verdadera experiencia, en este caso la mía, que a través de fotos movidas o desenfocadas, repeticiones, capas pictóricas de color, etc. recupero o hago mío el territorio por donde he transitado.


Paco Vivo -Tormenta fuera de perspectiva, 2011


Soy  consciente de que no existe la información esencial, el mensaje preciso y unívoco, ya que en la naturaleza, un mismo hecho ofrece infinidad de información, hasta saturarnos. Tampoco en las relaciones humanas los mensajes, aún siendo bien intencionados dan la información más precisa o adecuada.



Paco Vivo - Ruido en el bosque, 2011


Cuando hablamos queremos dar una determinada información, aquello que conscientemente deseamos comunicar. Sin embargo, a pesar nuestro, se nos escapan otros datos inconscientes, a los que podemos llamar ruido (temblor en la voz, manos nerviosas, tic en los ojos o respecto a la imagen colores predilectos, recurrencia en ciertas formas, repetición de esquemas, etc.) que, sumándose a los primeros, dan una información más completa y posiblemente real de aquello que verdaderamente pensamos. Si como receptores estamos atentos no sólo a la información consciente que nos envían, sino también al ruido que nuestros interlocutores producen y, por otra parte, sabemos ser objetivos para controlar o evitar aquello que deseamos escuchar, es decir, no malinterpretamos, entonces tendremos la información más adecuada a la realidad.



Paco Vivo -  Impresión botánica, 2011

 Parece ser que los seres humanos tenemos un hambre innata de estímulo e información y que está en la raíz de nuestra conducta.

Siendo esto así, el artista debe conocer el código de lenguaje, los medios expresivos, para interpretar la realidad, donde encontrará tanto información veraz como confusión, por lo que una de sus funciones será saber reconocer el ruido (información inconsciente) y la desinformación (manifestación intencionada) que junto a los datos fundados transformará para dar consciencia del mundo.


Paco Vivo  - Impresión botánica 2, 2011