jueves, 15 de noviembre de 2012

La puerta Klee de mi casa



 Cuando compramos la casa en la que hemos vivido quince años, ésta tenía sencillas rejas de hierro del que se utiliza para forjado y unas puertas también metálicas, sólidas pero feas. Pasados unos años decidimos cambiar la rejería y diseñarla a nuestro gusto. Pensamos en una estructura basada en los dibujos de Paul Klee, inspirados a su vez en las celosías árabes, lo que concordaba perfectamente con la tradición de nuestra tierra y el lugar donde vivíamos, cerca del ruinoso castillo y los derruidos palacios árabes de Monteagudo, pedanía de Murcia.





Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 1 - 2011


Fue un acierto diseñar unas puertas y rejas con tales dibujos, su perfil nos ha hecho disfrutar todo este tiempo enmarcando la vista sobre la huerta. No es de extrañar, por tanto, que el motivo de muchas fotografías fuera el juego de líneas de los enrejados.



Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 2  - 2011



Nuestra casa estaba dividida en dos por un pasillo central que iba desde el comedor, al fondo de la casa, hasta el recibidor, al otro extremo, con todas las demás dependencias a los lados. Así, para ir de la cocina al baño, de una habitación a otra, siempre teníamos que atravesar el pasillo. Con el ajetreo muchas veces lo cruzábamos mecánicamente, pero a menudo caíamos en sus redes. Según la estación del año y la luz del día, desde la mañana a la noche, allí se creaban ambientes prodigiosos. Especialmente en la puerta de entrada, situada a poniente, que al atardecer tamizaba los incisivos rayos del sol  que inundaban el vestíbulo y el pasillo de un resplandor cambiante creando atmósferas infinitas. Circunstancia de la que gozamos más allá del proyectado y deseado entorno acogedor de la casa.



Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa  -  2011


Las sensaciones producidas por estos cambios lumínicos y los espacios que concebían, unidos a las reminiscencias culturales que se desprendían del contexto, me impulsaron a recrearlos en las fotografías que llamo “La puerta Klee de mi casa”.



Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa  4  -  2011



En ellas no busco la representación literal o el ambiente naturalista, sino la evocación de la vivencia, el reconocimiento del momento significativo, la sensación de maravilla ante el esplendor de los juegos de luz. Luces que me sumergían en la mística experiencia de las destellantes catedrales góticas, que me empujaban a rememorar desde Dan Flavin a Rothko, de Klee a Vermeer, a Monet y sus catedrales, pareciéndome el conjunto un espacio digno de ser considerado una instalación de arte contemporáneo.




Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 5  -  2011



De los diferentes estados de ánimo suscitados surge la oscilante serie que pasea  entre azules profundos,  amarillos pálidos, naranjas exuberantes, apagados ocres y la rotunda oscuridad, proponiéndonos imaginar tantas  variables luces como las que vibran en  un atardecer de otoño y nuestra percepción pueda descubrir.



Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa  6  -  2011



Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa  7  -  2011



Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa  8  -  2011



Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa  9  -  2011



             
Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa  10 -  2011

domingo, 4 de noviembre de 2012

ACCIDENTE



Pasado el insufrible calor del día y aunque la noche no se ofrecía como fuente del sueño al menos habían llegado el silencio y la tranquilidad. Con el descenso de la temperatura los muros se contraían produciendo sonidos breves y sordos como si algo se quebrase. En la huerta, acostumbrados a la quietud, cualquier ruido extraño nos llamaba la atención, por lo que no dejaba de intrigarnos esta vicisitud. Pero con el paso del tiempo, y ya eran varios los años en los que observábamos este fenómeno, nos habíamos acostumbrado al repiqueteo.


 1 Paco Vivo, Accidente. Casa apuntalada 1.  2011


Fatalmente, en una población cercana se produjo un temblor de tierra, un accidente natural que también nosotros sentimos aunque con menor intensidad. Las grietas habituales de nuestra casa se abrieron un poco más y se desprendieron unos cascotes de la fachada. Nada importante.


2 Paco Vivo, Accidente. Casa apuntalada 2.  2011


La casa era relativamente nueva, sólo teníamos que reparar esas antiestéticas fisuras y sanear las zonas más desprendidas y débiles para que de nuevo el hogar volviese a ser acogedor y seguro.
Sin embargo, los trabajos de acondicionamiento descubrieron que el temblor no fue el único responsable de la mayor dimensión de las grietas y los desprendimientos.
Las vigas de nuestra casa tenían aluminosis. Estaban medio deshechas, se estaban convirtiendo en arena y los tirantes metálicos estaban podridos.


3 Paco Vivo, Accidente. Casa apuntalada 3.  2011


El arquitecto nos dijo que debíamos apuntalar y abandonar la casa por lo que pudiera pasar. De un día para otro no teníamos literalmente techo.
Todavía vivimos allí un tiempo, con la casa apuntalada, hasta que nos organizamos para la mudanza.

4  Paco Vivo, Accidente. Casa apuntalada 4.  2011

Este suceso imprevisto, un accidente, lo no habitual, nos sacó del automatismo diario.
La normalidad convertida en rutina y ésta en sueño es lo común en nuestras vidas. Y de vez en cuando algún sobresalto, un suceso como el que relato nos despierta, aunque pronto, si no andamos vigilantes, de nuevo caemos en el letargo, en la insensibilidad.


5 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 1.  2012


Para que nuestra existencia no esté preñada de tedio y apatía debe sobrevenir el accidente como aquello opuesto al hábito que por su singularidad cobra un valor especial. Utilizo el concepto accidente, no como el suceso imprevisto que puede ocasionarnos algún daño, ni en el sentido aristotélico de lo que puede cambiar, sino en el sentido de lo extraordinario, de la sorpresa, el mirar y ver, el alejarnos de nuestra forma usual de comprender, el apreciar las cosas en la confrontación con lo fáctico y tener nuevas sensaciones, el ponernos de cara ante nuestra circunstancias, el tomar conciencia de la realidad o, al menos, la necesidad de explorarla. De esta forma lo cotidiano invisible aparece ante nosotros como un mundo nuevo.

El accidente al que me refiero es muy similar al evento (situaciones) de los situacionistas de los años sesenta. Para estos, el hombre actual vive pasivamente como un espectador de la vida y sería necesario que se convirtiera en actor, en agente, para superar el conjunto de alienaciones y patrones rígidos de convivencia a los que nos somete el sistema social capitalista, realizando una revolución de la vida cotidiana.

6 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 2.  2012


Después de un tiempo, cuando ya hubimos asimilado la situación, decidimos restaurar la casa. Entraron albañiles, herreros, electricistas, etcétera y nosotros con cada uno de ellos para ayudar y decidir qué se hacía en cada nueva situación. Recubrimos la casa de cartón para que las partes no dañadas no sufrieran desperfectos. Como personas que nos dedicamos al arte, aquella vestimenta nos pareció una instalación, parte de una acción performativa, pero todo aquel montaje fue producto de la necesidad. Hasta que la casa de nuevo recobró la habitabilidad.


7 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 3.  2012


A lo largo del proceso realicé una serie de fotografías sobre lo que me pareció un accidente dentro de lo cotidiano. Un accidente donde el tiempo y el lugar perdieron especificidad y devinieron reflejo de la condición humana. 

      
8 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 4.  2012


El accidente dentro de nuestra cotidianidad puede ser el accidente de cualquiera. Quien no conoce nuestra casa, quien no nos conoce a nosotros, quien no sabe lo que pasó, puede interpretar las fotografías como un escenario, como una actuación, una ficción, aunque sean hechos absolutamente reales. O ¿no lo han sido? Y, hemos aprovechado que queríamos reformar la casa para hacer agujeros, pegar cartones, y con la ayuda de amigos, que hicieron el papel de albañiles, fotografiar todo el montaje.


9 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 5.  2012


Pero qué más da. Lo que importa, o lo que, entre otras cosas, aquí me importa, es reconocer el poder que tienen las imágenes para comunicar, como portadoras de sentido y si estoy escribiendo un texto no es para explicarlas sino, todo lo contrario, para exponer mi convencimiento de que la vinculación entre la imagen y la palabra es muy débil. Muchos textos pueden ponerse como referencia de una imagen y viceversa, muchas imágenes pueden iluminar un texto. Por esta razón lo que una imagen puede hacernos pensar es ilimitado.



10 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 6.  2012


Si mañana intentase contar lo sucedido aparecería otro texto. Nunca el mismo, porque la imagen podría sugerir nuevas ideas, diferentes puntos de vista, por ejemplo sobre la adversidad y la superación, la pérdida, la seguridad, la transitoriedad o qué decir del significado ambiguo de esos personajes desvaídos. La imagen al perder especificidad, al estar menos definida crea una narrativa más personal adaptable a cada espectador. 


11 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 7.  2012


En última instancia, el espectador es invitado a participar y cuestionar las ideas que resuenan en las imágenes, para formar una nueva perspectiva o ampliar una de las ya expresadas.
 Para mí, este acontecimiento ha sido el accidente convertido en arte que me hace reconocer mi realidad vital. Para ti un documento o una invención, un inmenso mar.


12 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 8.  2012



13 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 9.  2012



14 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 10.  2012



15 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 11.  2012





16 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 12.  2012



17 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 13.  2012




18 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 14.  2012



19 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 15.  2012




20 Paco Vivo, Accidente. Casa encartonada 16.  2012