Cuando compramos la casa en la que hemos vivido quince años,
ésta tenía sencillas rejas de hierro del que se utiliza para forjado y unas
puertas también metálicas, sólidas pero feas. Pasados unos años decidimos
cambiar la rejería y diseñarla a nuestro gusto. Pensamos en una estructura
basada en los dibujos de Paul Klee, inspirados a su vez en las celosías árabes,
lo que concordaba perfectamente con la tradición de nuestra tierra y el lugar
donde vivíamos, cerca del ruinoso castillo y los derruidos palacios árabes de
Monteagudo, pedanía de Murcia.
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 1 - 2011 |
Fue un acierto diseñar unas puertas y rejas con tales
dibujos, su perfil nos ha hecho disfrutar todo este tiempo enmarcando la vista
sobre la huerta. No es de extrañar, por tanto, que el motivo de muchas
fotografías fuera el juego de líneas de los enrejados.
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 2 - 2011 |
Nuestra casa estaba dividida en dos por un pasillo central
que iba desde el comedor, al fondo de la casa, hasta el recibidor, al otro
extremo, con todas las demás dependencias a los lados. Así, para ir de la
cocina al baño, de una habitación a otra, siempre teníamos que atravesar el pasillo.
Con el ajetreo muchas veces lo cruzábamos mecánicamente, pero a menudo caíamos
en sus redes. Según la estación del año y la luz del día, desde la mañana a la
noche, allí se creaban ambientes prodigiosos. Especialmente en la puerta de
entrada, situada a poniente, que al atardecer tamizaba los incisivos rayos del
sol que inundaban el vestíbulo y el
pasillo de un resplandor cambiante creando atmósferas infinitas. Circunstancia de
la que gozamos más allá del proyectado y deseado entorno acogedor de la casa.
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa - 2011 |
Las sensaciones producidas por estos cambios lumínicos y los
espacios que concebían, unidos a las reminiscencias culturales que se
desprendían del contexto, me impulsaron a recrearlos
en
las fotografías que llamo “La puerta Klee de mi casa”.
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 4 - 2011 |
En ellas no busco la representación literal o el ambiente naturalista,
sino la evocación de la vivencia, el reconocimiento del momento significativo, la
sensación de maravilla ante el esplendor de los juegos de luz. Luces que me
sumergían en la mística experiencia de las destellantes catedrales góticas, que
me empujaban a rememorar desde Dan Flavin a Rothko, de Klee a Vermeer, a Monet
y sus catedrales, pareciéndome el conjunto un espacio digno de ser considerado
una instalación de arte contemporáneo.
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 5 - 2011 |
De los diferentes estados de ánimo suscitados surge la oscilante
serie que pasea entre azules profundos, amarillos pálidos, naranjas exuberantes,
apagados ocres y la rotunda oscuridad, proponiéndonos imaginar tantas variables luces como las que vibran en un atardecer de otoño y nuestra percepción
pueda descubrir.
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 6 - 2011 |
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 7 - 2011 |
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 8 - 2011
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 9 - 2011 |
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Paco Vivo, La puerta Klee de mi casa 10 - 2011 |
Me encanta. Una idea genial. Debe ser maravilloso poder ver eso todos los días.
ResponderEliminarQué tal Juana. Me alegra reencontrar a los viejos-jóvenes amigos. Todo el espacio de la casa, en medio de la huerta, era maravilloso. Ya no vivimos allí, como seguramente habrás leído y visto en otra de las entradas del blog. Pero no importa tanto el espacio como saber descubrir en lo cotidiano aquello que de verdad es importante. Ahí, cada uno debe saber mirar. Un abrazo.
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