Tu piel roza la cálida arena, tu mente y tu cuerpo se relajan. Sonríes, has llegado al paraíso.
Una joya de la naturaleza casi intacta, con paisajes de enorme
belleza. Tu imaginación tendrá que
esforzarse para describir sus paisajes.
En solitario, con tu pareja, en compañía de amigos o con la
familia, prepárate a vivir experiencias
únicas que harán inolvidable tu estancia. Tómate tu tiempo y
disfrútalas … para hacer tus sueños realidad.
Estas son frases que encontramos en la promoción de
cualquier lugar turístico. Imagina las fotografías o el vídeo que conforma todo
el aparato publicitario.
Este tipo de textos, tanto escritos como icónicos, pueden
llamarse desinformación, es decir, «dar información técnicamente correcta, pero
con la intención de manipular nuestros sentimientos, al servicio de ciertos
fines»,
httpwww.viajesycircuitos.comislas-canarias-destino-favorito-de-los-espanoles-2 |
httpwww.cosasdeviajes.comlas-mejores-islas-del-mundo-segun-national-geographic |
El
reclamo ha surtido efecto y ya estamos allí. Buscamos lo que nos prometieron y
como no tenemos los ojos del fotógrafo, ni el espíritu del aventurero que hemos
visto en el documental, y que a veces deseamos ser, nos resulta difícil cumplir
los sueños que nos vendieron.
El
paisaje es precioso, al menos se parece a las fotografías. No vamos a decir
otra cosa porque todo el mundo dice que es maravilloso. Y, bueno, la publicidad
y la opinión de la gente han conformado, desde siempre, nuestro gusto y nos
parece, al fin, muy bonito. Pero, seguramente, si desde pequeños nos hubieran
dado otras consignas o mejor, no nos las hubieran dado, si hubieran hecho
hincapié en que pensáramos por nosotros mismo, ahora sentiríamos otra cosa.
Paco Vivo, Deslizamiento. 2010 |
En el viaje a la naturaleza esperamos ver aquello que el
folleto de la agencia de viajes o la página web promete, algo parecido a un
parque temático, pero al comparar el siempre ideal simulacro con la realidad
ésta nunca aparece.
Vivimos en el mundo del ocultamiento y como mecanismo de
compensación ante el acoso desinformativo viajamos para tener experiencias de
la realidad que nos han robado.
Paco Vivo - Rómpase en caso de accidente, 2011 |
Buscamos en el paisaje virgen e idílico, prometido por
los medios informativos, una ascesis que nos redima de nuestra mala conciencia ante
la naturaleza cotidiana domesticada. Imaginamos la selva llena de paz para
nuestra tranquilidad, simbolizada por el sendero, que no podemos abandonar por
riesgo a perdernos en el caos. De esta forma, desde los lindes de los caminos creamos
el paisaje, donde la naturaleza –a la que aún concedemos los epítetos de
majestuosa e inquietante- queda como trasfondo, como lo otro de más allá que
somos incapaces de conocer.
Paco Vivo - Camino de los pozos, 2010 |
Ya no quedan viajeros paseantes, la gran mayoría somos
turistas apresurados. Y, la naturaleza que vemos, hoy más que nunca, la hemos
convertido en dinero, en economía.
¿Qué nos venden en el viaje hacia la naturaleza? ¿Qué
queremos comprar? ¿Queremos comprar el reconocimiento de que hemos vivido, lo
que certificamos haciéndonos fotografías? ¿Queremos atrapar el momento, porque
los momentos cotidianos han perdido su valor?
Paco Vivo - Inoportunos reflejos del British Museum espejean en el paisaje, 2011 |
Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, esos viajes
son momentos de nuestras vidas que quedan industrializados, que pertenecen al
intercambio económico, transformando así lo natural en una fábrica.
Reconfortante fábrica de promesas de redención, de mentiroso placer, cuyo mayor
instrumento de trabajo es la desinformación, el mensaje falaz, y, ahora, su
mayor medio Internet.
Paco Vivo - Laurisilva, 2011 |
Inmersos en nuestro tiempo lineal, tecnológico, productivo, unitario, no comprendemos el tiempo de la naturaleza, no vemos que las cosas naturales tienen su diferente duración y complejidad, su tiempo. Y como no asistimos a su proceso, como no seguimos su paso, no comprendemos los acontecimientos, y tampoco sabemos dotarlos de significado.
Contemplamos habitualmente fenómenos preñados de ese
tiempo natural, un atardecer, la caída de las hojas en otoño, una tormenta y
tantos otros fenómenos naturales que, al haber sido publicitados hasta el
abotargamiento, han perdido su particularidad y su esencia.
Paco Vivo - La sombra del perro en la noche americana, 2011 |
Los motivos de estas fotografías son las imágenes del
turista que persiguen a las del folleto de promoción de viajes, que emulan la iconografía
publicitaria queriendo atrapar el sueño, la idea que le han vendido, aquella
que componemos comúnmente en nuestras excursiones buscando lo que creemos es lo
sublime de la naturaleza que aparece como emblema en los simulacros propagandísticos,
pero algo ocurre en ellas que les imposibilita alcanzar ese estatus.
En las fotografías del turista los elementos que componen
la escena, al pertenecer a la vivencia personal -ser el árbol particular del camino
en un trecho específico con la luz de la mañana del día tal con unas nubes
concretas, etc.- al no ser reconocibles por una mayoría como iguales a las de los
medios de comunicación, carecen de valor simbólico añadido, lo que nos
desilusiona.
Paco Vivo - Oropeles desinformativos, 2011 |
Partiendo de las fotografías turísticas y del rechazo o
la prevención que tenemos hacia ellas, en donde siempre hay algo que nos
incomoda, bien porque no se aprecia el gran abismo de la montaña que había bajo
nuestros pies, no se ve aquello que nos llamó la atención o porque en nuestro
retrato no está el chico o la chica que deseamos ser, construyo un collage de
elementos que chirría en la comparación con la foto de los anuncios. En el
alejamiento aparece la aceptación de nuestra verdadera experiencia, en este
caso la mía, que a través de fotos movidas o desenfocadas, repeticiones, capas
pictóricas de color, etc. recupero o hago mío el territorio por donde he transitado.
Paco Vivo -Tormenta fuera de perspectiva, 2011 |
Soy consciente de que no existe la información
esencial, el mensaje preciso y unívoco, ya que en la naturaleza, un mismo hecho
ofrece infinidad de información, hasta saturarnos. Tampoco en las relaciones
humanas los mensajes, aún siendo bien intencionados dan la información más
precisa o adecuada.
Paco Vivo - Ruido en el bosque, 2011 |
Cuando
hablamos queremos dar una determinada información, aquello que conscientemente
deseamos comunicar. Sin embargo, a pesar nuestro, se nos escapan otros datos
inconscientes, a los que podemos llamar ruido (temblor en la voz, manos
nerviosas, tic en los ojos o respecto a la imagen colores predilectos, recurrencia
en ciertas formas, repetición de esquemas, etc.) que, sumándose a los primeros,
dan una información más completa y posiblemente real de aquello que
verdaderamente pensamos. Si como receptores estamos atentos no sólo a la información
consciente que nos envían, sino también al ruido que nuestros interlocutores
producen y, por otra parte, sabemos ser objetivos para controlar o evitar
aquello que deseamos escuchar, es decir, no malinterpretamos, entonces
tendremos la información más adecuada a la realidad.
Paco Vivo - Impresión botánica, 2011 |
Parece ser que los seres humanos tenemos un hambre
innata de estímulo e información y que está en la raíz de nuestra conducta.
Siendo esto así, el artista debe conocer el código de
lenguaje, los medios expresivos, para interpretar la realidad, donde encontrará
tanto información veraz como confusión, por lo que una de sus funciones será
saber reconocer el ruido (información inconsciente) y la desinformación (manifestación
intencionada) que junto a los datos fundados transformará para dar consciencia
del mundo.
Paco Vivo - Impresión botánica 2, 2011 |
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